Es una técnica para personalizar productos que consiste en aplicar calor sobre la tinta en estado sólido depositada en un papel especial transfer, que funciona como elemento transportador del colorante, en contacto con cualquier superficie apta para sublimar. La tinta, a unos 200 grados pasa de estado líquido a ese estado gaseoso con el que logra introducirse en dicho material, de modo que al enfriarse se queda atrapado para siempre. Puede ser en un tejido 100% poliéster o en productos que estén recubiertos de polímero.
El origen de la sublimación sigue siendo un tanto incierta, aunque se dice que la transferencia de imágenes por sublimación se remonta a 1857, y que el descubrimiento fue de Nöel de Plasse, que trabajaba en una empresa francesa del ramo texto. Sin embargo, no se hizo conocido hasta finales de los 60, cuando Wes Hoekstra desarrolló un sistema de sublimación digital, en Pasadena, California. Gracias al fabricante Sawgrass Technologies, quien descubrió una manera para formular tintas de sublimación para imprimir a través de una impresora de inyección de tinta, esta técnica se convirtió en una manera práctica y barata de sublimar, llegando a cualquier usuario.
Lo que está claro es que el crecimiento de esta técnica se ha convertido en un medio de publicidad muy extendido y que está presente en todos los aspectos de nuestra vida actual. Actualmente, la sublimación puede usarse para transferir imágenes o textos en excelente calidad fotográfica en una gran variedad de superficies.